Ascensor







Marcan el décimo piso. Se desajusta la corbata. Se besan. Un vecino calvo entra en el quinto. Se ajusta la corbata. Esperan a que salga, disimulan.
Marcan el bajo. Se desajusta la corbata. La acaricia por debajo de la blusa. Se detienen en el tercero a recoger a una señora gorda. Se ajusta la corbata. Carraspean, hablan del tiempo.
Vuelven a subir al décimo. Definitivamente, se quita la corbata. Se buscan, se abrazan, se muerden, se derraman. Esta vez no entra nadie. Se separan sudorosos, se despiden. La corbata se la queda ella, de recuerdo. 
En el fondo siempre ha sido una sentimental.

María José Barrios - Cuentos mínimos

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