La vida sonriente y siempre inquieta.
La vida que huye volviendo la cabeza,
tentadora o quizá, sólo niña traviesa.
La vida sin más. La vida ciega que quiere ser
vivida sin mayores consecuencias,
sin hacer aspavientos, sin históricas histerias,
sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales
ligera, sólo ligera, sencillamente bella
o lo que así solemos llamar en la tierra.
Gabriel Celaya