Él deslizo los brazos alrededor de ella como si lo que estuviera haciendo estuviese fuera de discusión y pudiese tomarse el tiempo que quisiera. La besó en la boca. Era la primera vez, le pareció a ella, que participaba en un beso que fuese un acontecimiento en sí mismo. Todo el asunto en sí. Un prólogo tierno, una presión eficaz, un sondear y acoger sin reservas, un agradecimiento prolongado y un apartarse satisfechos.
Alice Munro